Desde hace más de 130 años, la familia Mastroberardino produce vinos únicos de calidad excepcional en la región de Campania, en el sur de Italia.
Lo excepcional de los vinos de Mastroberardino son las vides y suelos en los que estas crecen, vides autóctonas endémicas de esta región del sur de Italia. Se trata de Falanghina, Greco di Tufo, Fiano di Avellino y Coda di Volpe (blancas) así como de la Aglianico y Piedirosso (negras).
La Falanghina podría ser la vid, así lo sospechan los historiadores, que convirtió al Falerno en uno de los vinos más apreciados del mundo antiguo. Hoy en día presenta un sabor fresco y afrutado, con aromas de cítricos, piña y flores blancas.
La variedad Greco di Tufo ya la cultivaban hace 2500 años los griegos en el sur de Italia. En las botellas de Mastroberardino, esta variedad convence gracias a su potente frescura y aromas verdosos, que recuerdan un poco a los damascos.
Los vinos de Fiano son caldos con mucho cuerpo y notas afloradas y herbáceas.
La denominación Coda di Volpe (rabo de zorro en italiano) ya la usó Plinio El Viejo por el año 23-79 después de Cristo para comparar la vid Alopecis con la forma de un rabo de zorro.
La vid Aglianico, una adaptación de la palabra “helénico”, con la que los italianos designan a los griegos, llegó a la región de Nápoles traída por los fenicios desde Grecia. Con esta vid se elaboran caldos con ligeros aromas ahumados de bayas y un sorprendente nivel de acidez.
También la vid Piedirosso fue objeto de mención por parte de Plinio El Viejo: su nombre significa “pie rojo” y hace referencia a la madera roja del tallo de la parra.
Estas vides históricas se cultivan en los suelos extremadamente fértiles de origen volcánico de Campania. Aquí, el Vesubio sigue dominando el paisaje, mostrando a sus faldas, a entre 300 y 800 metros sobre el nivel del mar, las tres regiones vitivinícolas con denominación de origen protegida de campania: Fiano di Avellino, Greco di Tufo y Taurasi, de las que las bodegas Mastroberardino cultiva unas 300 hectáreas.
Los suelos aquí son ricos en cenizas, minerales, unas veces arcillosos con vetas calcáreas, otras veces arenosos, dando lugar así a vinos complejos, con multitud de matices y aromas intensos.
Un ejemplo destacado en la colección de Mastroberardino es el Radici Taurasi DOCG desde 1986, un vino 100% de vid Aglianico, que alcanza su punto óptimo de maduración pasados 10 años de la cosecha, aunque también se puede disfrutar de él un poco antes: sus aromas intensos traen recuerdos de ciruela, cereza agria, pimienta negra y tabaco, convirtiéndolo no sólo en un perfecto acompañante de cualquier comida, sino también en un perfecto solista.